“Los imaginarios no son sólo elaboraciones mentales, son también objetos donde aquellas se encarnan o desde donde ellas provienen”. (Armando Silva)
El imaginario colectivo es el conjunto de imágenes que hemos interiorizado y en base a las cuales miramos, clasificamos y ordenamos nuestro entorno. Estas representaciones interiores son tan importantes que, prácticamente, regulan nuestras vidas. Es importante precisar que el imaginario colectivo no surge de la nada sino que se trata de una construcción social en la que intervienen los diferentes grupos de la sociedad y concurren a ella todos los sectores que la conforman.
Según Jahir Rodríguez el imaginario colectivo lleva necesariamente a imaginarlo desde un amplio universo que asuma lo cultural tanto como lo político, lo estético al igual que lo funcional, lo espacial así como lo territorial, lo ético tanto como lo normativo, lo económico al igual que lo social y ambiental. Aparecen en el plano constitutivo de la ciudad valores de carácter físico, espacial y ambiental y otros de carácter social, cultural, político y económico, sobre los cuales crece el imaginario de nuestras ciudades. Ser habitante de la ciudad significa, por sobre todo, entrar en el orden de lo urbano, estar psíquicamente atrapado en dichas reglas de juego, quedar sujetado a ellas mediante acatamientos, aceptaciones y resistencias, adaptaciones o rupturas en ocasiones violentas. De esta relación de tensión entre el individuo y las reglas de juego de la ciudad, surge la denominada cultura urbana.
Por otra parte, Armando Silva señala que los imaginarios colectivos son también imaginarios urbanos, pues estudian la manera en que los ciudadanos conciben las propias ciudades y construyen un imaginario colectivo de éstas. Pero ¿Es posible hablar de identidad urbana?, Silva señala que el concepto de identidad lo entendemos más como un proceso que como un estado. O sea, vamos siendo; no somos algo definitivo y estático. El espejo como lógica refleja y mecanicista, ya no devuelve nuestra figura única y nítida. La identidad pasa a entenderse como construcción desde el otro y entonces lo poroso y difuso entra en escena. Frente al espejo uno es otro, una imagen de uno mismo pero sin cuerpo real de carne y hueso, y así el espejo gana otra metáfora: lugar donde no me veo si no representado. Las identidades urbanas pasan por el mismo proceso desmaterializador, desterritorializador, y los ciudadanos se identifican no sólo con sus vecinos de lugar (de tierra), sino con quienes están conectados.
ALGO SOBRE ARMANDO SILVA
Armando Silva Carvalho nació en 1938 en Olho Marinho, Óbidos (Portugal). Se licenció en Derecho, se dedicó al periodismo, a la enseñanza secundaria y a las técnicas publicitarias. Al lado de estas actividades, se dedicó a la escritura, a la crítica literaria y a la traducción. Es colaborador de la revista Colóquio / Letras, del Jornal de Letras, del Diario de Noticias, entre otras publicaciones. Pero por encima de los roles sociales este poeta tiene una tendencia natural muy evidente hacia lo burlesco, donde lo satírico y la risa hacen mella en la superficialidad de muchas actitudes, enseñando un camino hacia la posible profundidad de las realidades más insignificantes, inevitablemente metafísico.
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