James Wilson, arqueólogo ingles, en 1860 encontró en Esmeraldas abundantes figuras de oro y ceramios petrificados dentro de lo que él definió como “un estrato de vieja tierra de superficie o limo vegetal cubierto de una espesa capa de depósitos marinos, en el cual encontraron huesos de mastodonte”. Al referirse a este singular hallazgo, Jorge Carrera, poeta y ensayista ecuatoriano, comentó que las tierras esmeraldeñas después de haber sido ocupadas por el hombre se sumergieron en el océano para luego ser cubiertos de bosques. Sir Roderick Murchison, presidente de la Real Sociedad Geológica de Londres, por su parte, exclamó con admiración ¡hubo una civilización libre y humana en el Ecuador cuando en Europa reinaba la más antigua edad de piedra!
En la actualidad, en varios lugares de de la Amazonia ecuatoriana habitan comunidades que carecen del arte de tallado y poco de su cultura retienen en su tradición oral. En Manabí y Santa Elena se encontraron osamentas de una raza de extraordinaria estatura, similares a los hallados en Chimborazo y Loja, y que tienen paralelismo con las halladas en otras partes del mundo, lo cual nos lleva a pensar en una supuesta existencia de razas de diferentes características en América precolombina.
Obviamente la humanidad ha venido evolucionando desde la edad de piedra hasta la actualidad, los hallazgos arqueológicos que se han dado en nuestro país nos lleva a pensar en que las tierras en donde habitamos antiguamente eran habitas por diferentes civilizaciones. Los sabios de las antiguas culturas consideraban que las culturas y civilizaciones se habían desmoronado por conflictos y por las fuerzas de la naturaleza.
La denominación de” Nuevo Mundo” dada a América, según Germán Rodríguez Flor, es puramente convencional y que, en realidad, esta en un continente antiguo, de sabias y ancianas culturas, cuyos misterios e historia apenas empiezan a ser descifrados.
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